martes, 17 de noviembre de 2009

Espaldas cubiertas

Estos no tienen nada que ver, con las criaturas que se juegan la vida, buscando unas condiciones de vida mejores, los espaldas mojadas, expresión que por otra parte odio. Estos son otros, una especie social diferente, unos trabajadores diferentes. Son los que tienen, incluso en tiempos de crisis, la espalda cubierta.
Desde que empecé a trabajar he sido fijo en dos o tres ocasiones, además de, para agradecer al empresario la confianza depositada en mi, para poco más me ha servido. El despido en este país es libre, aunque afortunadamente, todavia no es gratis. Cuando la empresa lo decide, paga y se acabó.
Hay unos trabajadores que poseen unos derechos, y se les aplican unas leyes diferentes a los demás, de estos quiero hablar, de los funcionarios.
Desde pequeño he oido la expresión, comer de la olla grande, y de veras no sabía exactamente, de que se trataba. Se le aplicaba a los guardias civiles, a los maestros y a otros. Pero hasta no hace mucho, no descubrí que es la olla grande, como se llena, quien la llena y la forma justa o injusta que hay de vaciarla.
Se que lo que voy a decir, no a todos va a caer bién, pero es mi opinión. Veo injusta la diferencia existente entre las condiciones de los funcionarios y el resto de los trabajadores. Soy partidario de que igual que el empresario, cuando un trabajador no ejecuta correctamente su trabajo, o ya no le hace falta su servicio, le despide. De igual forma se pudiera hacer con un funcionario, se pueden dar situaciones de abuso, y ese abuso pensad que se le hace, a todos los contribuyentes, porque al fin y al cabo somos, los que llenamos la olla. Tal vez haya muchos realizando trabajos que otros harian mucho mejor, pero como no se les puede tocar, como son funcionarios, incluso se dan casos en los que, interinos con una actitud y una cualificación demostrada durante años, tienen que dejar su puesto, para ser cubiertos por los funcionaris acomodatis. No es justo.
No pensad, ni por un momento, que se trata de envidía a tal especie social o laboral. Me gusta la variedad más que echar el ancla, sino nunca podría comparar, y viviria varado, sin conocer otros mares, acomodado pero atado, no es mi estilo.
Como siempre, haciendo amigos, y sin polemizar. Saludos a tod@s.

2 comentarios:

María Bote dijo...

Me ha gustado mucho tu escrito y, además, estoy de acuerdo con lo que dices ¿Por qué esos privilegios?
¿Por qué todos tenemos que esperar, por ej, días e incluso meses para una consulta de specialista y ellos pueden ir al que quieren y en el momento que quieren? no me parece justo.

Me ha gustado tu blog. Ese mar a la entrada... esa olaaaaa acogedoramente hermosa y azul que me recuerda tanto a Cádiz.
Saludos. María

Luisa Arellano dijo...

Voy sin tiempo para comentar, pero en cuanto pueda volveré a dar mi opinión sincera.

No obstante, quiero decirle a María Bote, que no debemos dejarnos llevar por suposiciones, figuarciones o situaciones que alguien nos cuenta. Yo trabajo para la Sanidad Pública y cotizo como casa hijo de vecino. Llevo esperando para que me hagan una intervención más de año y medio, una intervención que deberían haberme realizado al mes de la prueba que detectó la necesidad.

y mientras se solucionan la serie de cuestiones locas que han ido encadenando esto, ya me han mandado a dos hospitales, uno a 300 K. de mi casa y otro a docientos, para recibir la respuesta de que allí no es.

Por lo tanto no se cumple esa premisa que das como cierta de que a los funcionarios les atienden en el momento que quieren y donde quieren.

No confundas funcionarios con otras cosas. Es algo que suele hacerse con mucha frecuencia.

Abrazos.