lunes, 12 de octubre de 2009

Increible


Este sabado estando en Jerez cogí el coche sin rumbo marcado, me encanta a veces salir sin saber donde vamos a arribar. Una de las paradas fué en el puerto de Santa Maria, en un chiringuito tomando café al solecito, con la playa en calma de fondo. Al volver cogí por una carretera antigua en vez de la moderna autovia, tiene su punto. Cuando me dí cuenta estabamos pasando por el monasterio de la Cartuja, como no teniamos nada que hacer decidí parar a echar un vistazo.

El simple hecho de entrar en el aparcamiento, ya llama la atención. Tuvimos la suerte de que la puerta principal estuviera abierta. Mi mujer me pregunta: .¿Quillo ahí se podrá entrar?, no te preocupes, si nó se puede pasar ya nos lo dirán, tú para adelante hasta que nos digan parad. Cruzamos la puerta y nos pareció adentrarnos en otro mundo, un gran patio, inmenso patio rodeado por unos altisimos muros cubiertos de boganbilias nos mostraba, en el fondo, la iglesia del convento. Vimos unas personas esperando y la puerta cerrada, fué hacer un par de fotos y abrieron. Al ver la puerta abierta pensé que seria una gran oportunidad para verla por dentro, fué realmente impresionante pasar esa puerta, y tras esa otra. Un sepulcral silencio invadia el interior, dentro seriamos unas doce personas y se oia hasta la respiración de alguno. Pasaron unos minutos y mi obsesión era observarlo todo, estabamos entre las dos puertas que acababamos de cruzar y una reja tupida de barrotes muy gordos, con motivos decorativos dorados y una cruz en el centro que imponia. Tras esa reja los bancos para los fieles, rodeados de una especie de confesionarios adosados abiertos, pegados a las paredes mirandose unos a otros, de una talla en madera preciosa. Tras este apartado un gran muro con una puerta central no muy grande por la que se podia ver el altar, las imagenes y otros dos grupos de esa especie de confesionarios a derecha e izquierda, pero en esta ocasión más y más grandes. Mientras lo obsevaba todo ni me dí cuenta que por mi lado pasó, un monje y encajó la puerta de entrada, menos mal que solo la encajó, si la cierra, yo me voy de allí a escape.

Ya empieza el movimiento allí dentro. A traves de la puerta central, siempre en penumbra se ve un grupo de personas con los habitos de monje, el gorro tapandoles totalmente y la cabeza inclinada hacia abajo colocandose cada uno en su sitio, encendiendo velas y preparando unos libros. Ahí fué cuando nos dimos cuenta que se trataba de mujeres, pero. ¿Que está pasando aqui? si los cartujos tenian prohibida la entrada a las mujeres y decian que si algún dia entraba alguna, iban a marcar cada loza que pisara y la arrancarian para tirarla, hecho que ocurrió en su dia con Isabel la catolica. Los cartujos se fueron de este templo y en su lugar han entrado un grupo de religiosas de clausura, las hermanas de Belén, pero en ese momento no lo sabia, por eso mi gran sorpresa.

Tras prepararlo todo, se empieza a oler un aroma entre incienso, flores, y dulces (seria por la hora que era), y una voz llena todo el recinto. De verdad que nunca habia oido nada parecido, y al momento es acompañada por el resto de las voces. Al ratito entre la penumbra, (debida a que, como uso gafas de sol graduadas y estoy atontado, no me dí cuenta que las llevaba), al olor tan agradable y a ese sonido tan peculiar que parecia salir de todos lados y en todas direcciones, parecia haber entrado en un estado gaseoso cuando cerré los ojos.

No tenia prisa por irme, estaba agusto y ya habia pasado más de media hora, miro a mi mujer y tenia la misma cara de, que hacemos, donde estamos, cuando nos vamos, que supongo tenia yo. Entonces comprendí que también estaba agusto, pero para que volviesemos otra vez y hacerlo con ganas habia que irse yá, con una sensación agradable y especial, le dí el toque y nos fuimos. Habia sido una experiencia increible, cualquier dia de estos volveremos a oir visperas, de verdad me enteré que se llaman así al salir, al ver el horario. Un saludo para tod@s después de esta experiencia tan relajante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

un poquito de cultivo del espíritu siempre hace bien

Pilole dijo...

Ya veo que el Sábado te cundió, playa, sol e iglesias, eso está muy bien, que de vez en cuando hay que reconfortar el alma. Un beso