lunes, 7 de septiembre de 2009

Situación inesperada

Os voy a contar una historia, historia de una empresa fuerte, muy fuerte, historia de trabajadores muy trabajadores. Formaban un conjunto de personas bien organizadas capaces de avanzar y crear riqueza en una gran zona industrial pero toda esa gran maquinaria empezó a fallar. Departamento tecnico, comercial, exportación, producción, innovación. Cada departamento se asombra de la gran bajada, dirección decide recortar gastos y por ello empleados.
Ponia los pelos de punta encontrarse vagando por la ciudad a esas personas que habian tenido puestos de tantísima responsabilidad y que perfectamente habian cumplido con su deber, con la vista perdida con miedo a cruzar su mirada con alguien conocido para no tener que explicar que le habia ocurrido y como se encontraba. Para el solo hablaba: No he hecho nada mal, jamás les fallé, hice lo que me dijeron. Me sentí querido y tal vez nunca estuve tan equivocado. De veras algo complicado de explicar. Hacia solo un año recibió una placa preciosa de la empresa valorando especialmente su trabajo durante tantisimos años. Dificil de explicar, que habiendo sido el tecnico de montaje encargado de colocar las maquinas por más de medio mundo se viera ahora de cerero ( ir de acera en acera). Se le vé torpe, se defiende mal en la calle. Su hábitat, su medio era la fábrica, allí se defendia como pez en el agua, mandaba con autoridad, sin remordimientos e incluso denigró en más de una ocasion a compañeros por haber hecho lo que el deseaba.
Ahora cientos de preguntas recorren su cabeza, cabeza que en algunas ocasiones se vé obligado a bajar por no haber actuado como debiera, o algo peor, por no haber actuado como el hubiera querido anteponiendo el interés empresarial al personal. Todo eso le hacia pensar mucho. Creyó que jamás le faltaría, creyó que esa era su vida, le dió prioridad a la herramienta y olvidó la esencia. Ahora solo le queda intentar disfrutar de lo que desconocia y aprender a valorar otras cosas de la vida.
Hace dias volví a verle, iba más tieso, miraba de frente, se agobia menos. Sabe que ahora es más libre, le costó pero muy rapido aprende. Al bebe de su niña lleva al parque, va feliz, está alegre.

3 comentarios:

Víctor González dijo...

Todo el rollo éste de la crisis que nos han inventado otros que ahora no pagan por ello, está convulsionando la vida de tanta gente. Uno de sus peores males es que no todo el mundo alcanza a recolocarse por dentro, para seguir adelante siendo mínimamente feliz.
Beso.

Luisa Arellano dijo...

dulce final el de saber recolocarse por dentro, en las circunstancias duras es mucho más difícil lograrlo y tiene mucho más mérito.

Me gustó esta historia tan cotidiana, tan triste y tan real por desgracia.

UN beso, Chaconi.

chaconi dijo...

Gracias por vuestros comentarios, sabeis que me encanta recibirlos. Saludos