Está a punto de terminar el noveno año de este nuevo siglo, siglo donde muchos predijeron que lo ibamos a empezar en coches que volaban y viajes interestelares. Lejos de esos augurios y esas predicciones seguimos rodando con los coches, y sin muchos viajes por las estrellas, a no ser, alguien que se pase con los nuevos estupefacientes, porque en eso si que la tecnologia ha avanzado.
Hace un ratito he recogido mi niña en el cole. Imaginaros cual ha sido mi sorpresa, al ver un penitente por la calle, mi primera impresión fué esa. Al mirar mejor me dí cuenta que, aunque vestida de negro de arriba abajo, sin dejar ver bién, ni los ojos, solo a traves de una tupida malla de hilos, se trataba de una persona con un burka. Igual podia ser una mujer que un hombre.
De verdad, aunque las habia visto antes, quizás porque esta ha sido justo al lado, y encontrandomela de frente. Me he sorprendido muchisimo y me han asaltado muchos sentimientos.
En un primer momento incluso miedo, tened en cuenta que en realidad, es una persona con la cara tapada, nadie se oculta por nada bueno. También un poco de verguenza ajena y pena, pero pena no por el o ella, pena por nosotros. Por estar viviendo en Europa, bién entrado el siglo XXI y tener que convivir con actos de tercermundismo y de religiones radicales fanaticas. Que me perdonen, pero eso no lo considero cultura musulmana, ni el burka simbolo religioso. Tal vez simbolo de represión. Lo más triste es que en la mayoria de las ocasiones es represión consentida, convirtiendose en una sumisión extrema.
Habeis pensado que mientras, no podemos ver la mujer del burka, ella lo vé todo, y más aún su marido. El, no quiere que su mujer ensucie su alma enseñando el rostro, y no se siente manchado mirando a las demás. La culpa es solo nuestra. demasiado modernos, rectos y exigentes para una cosas y a la vez muy sumisos para otras.
Saludos a tod@s.
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