lunes, 26 de octubre de 2009

La cometa

De pequeños buscabamos, en los cañaberales un par de cañas lindas. Cañaverales, donde se cometian las travesuras y aventuras, que estarian fuera de tu alcance en otro lugar. Allí montabamos la cueva, metiamos algún colchon y alguna revista, no precisamente adecuada a nuestra edad, así como el tabaco que lograbamos quitar a nuestros padres sin que se dieran cuenta. Se trataba de un submundo, dentro, quizas debajo, del real. Donde parecia desaparecer la realidad, mientras te encontrabas en semejante ambiente,y empezabas a vivir el gran sueño de ser mayor.
En ese cañáberal cogiamos las cañas secas, del pajar de mi tio, el plastico que se utilizaba para cubrirlos, y el hilo extraido de los sacos del pienso, con mucha paciencia, hasta montar un hobillo liado en un palo fuerte y recto.
A partir de ahí ingieneria pura, entre tres o cuatro niños de siete a diez años intentando montar su cometa y explicando cada uno que su tecnica es la mejor. Una vez montadas, con sus respectivas colas (formadas por trozos de bolsas de plastico de muchos colores atadas unas a otras). Nos ibamos a volarlas a un manchón, os diré que es un trozo de tierra que no está sembrado en invierno, tierra que se ha dejado descansar y está llena de hierba y de matojos con flores de infinidad de colores y olores que perfuman todo el sitio.
Esperabamos una rachita de viento para soltarlas con cuidado y dar una carrera logrando, a la vez de tirarle, ir soltando hilo para que subiera. Los dias que se daba bién el viento, era extraordinario, era usual ver a las madres trayendonos las viandas, por no querer separarnos de aquel campo tan lindo y de sus preciosas cometas.
Os habeis parado alguna vez a ver, la gran simbologia que implica la cometa. Son preciosas, recorren el aire surcandolo de un lado a otro haciendo piruetas, bajo el punto de vista de muchisimas personas, se les podia considerar libres, pero observar, que para que la cometa vuele y sea libre, tiene que tener una cuerdecita que le mantenga en el aire, a la vez que la sujeta le permite volar y hacer tantos movimientos. Si la cometa para querer ser aún más libre, se libera de esa cuerda ya no vuela, se vé perdida y caerá en algún punto que casi seguro no deseaba.
Espero os haya gustado mi definición de libertad , mediante el recuerdo de las cometas. Tal vez estoy anclado en el pasado, pero siempre me cae bien recordar, y lo bueno es que aqui, lo voy guardando para que jamás se pierda, y cuando sea muy mayor, le eche mano para leerlo. Saludos y besos para todo el que cree merecerlos.

2 comentarios:

José Antonio Illanes dijo...

Por un momento me has devuelto a la infancia. Tiene tu historia la facultad de jugar con el tiempo, de aliarse con la nostalgia para vulnerar la barrera de los días. O tal vez sea la forma de contarla. A uno le recuerdan aquellos versos de Machado: "Pegasos, lindos pegasos, caballitos de madera".
Qué inocentes éramos y qué libres éramos.
Cuántas cometas hice yo con los carrizos del arroyo, y cuántas flechas para arcos fabricados con ramas flexibles de la higuera, y cuántos paseos por las veredas, y cuántas costillas para pájaros enterradas en las lindes del arroyo, cuántos atardeceres limpios y cuántas nubes blancas algodonando el cielo, y un perrillo común, fiel y perpetuo, que menea el rabo agradecido hasta que la muerte se lo lleva.
En fin, la infancia. Yo tuve la suerte de tener una como la tuya. Gracias por poner esto y por transportarme gratuitamente a los felices días de la inocencia. Un saludo.

Victoria dijo...

Gracias amigo comodice Jose Antonio,me has echo mirar hacia atrás y es agradable recordar como haciamos esas cometas,de ppapel de seda de colores y cañas y nuestros pegamentoera una papa ya guisada y luego la cuerda enrrollada en un palo y a correr a echarla al vuelo,bellosmomentos,,BESOS Victoria